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Que la INSPIRACIÓN te encuentre “trabajado” (1ª parte)

“La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. Conocida es la frase de Picasso, y para muchos un Leitmotiv del proceso de aprendizaje: sin trabajo no hay resultado.

Años hemos pasado estudiando durante horas sin interrupción, luchando sin cesar contra la mente para registrar contenidos y que no se olviden, sin preguntarnos, en ningún momento, si lo hacíamos bien: “La letra con sangre entra”.

Sin embargo, los últimos descubrimientos neurocientíficos entorno al cerebro han supuesto un giro radical en la forma de concebir la relación profesor-alumno dentro de las aulas. Entender cómo funciona el cerebro obliga a una revisión de todos los procesos didácticos pues ponen de manifiesto la poca funcionalidad de nuestros sistemas tradicionales de gestión de los conocimientos y, entre ellos, el proceso creativo. Repasemos alguno de los conceptos que exigen estas reformulaciones:

NEUROPLASTICIDAD

Eleanor Maguire en su estudio clásico del cerebro de los taxistas de Londres concluyó que éstos tenían de un tamaño mayor la parte trasera, el hipocampo, y que un entrenamiento del órgano conllevaba una mejora en el mismo.

Este nuevo concepto acuñado por la neurociencia refiere a la capacidad del cerebro de formar y reformar redes neuronales de un modo constante. Cada vez que aprendemos o practicamos se generan nuevas conexiones que es lo que se conoce como plasticidad sináptica. Podríamos hacer una analogía con un papel de calco. El cerebro necesita constantes repeticiones que permitan imprimir los conocimientos de modo duradero y a las neuronas establecer nuevas conexiones con esa nueva información.

REPETICIONES ESPACIADAS

Como profesores debemos asegurarnos de que establecemos procesos que permitan a los alumnos repetir los conceptos las veces que necesiten, procurando que éstas sean espaciadas y prolongadas en el tiempo. Convivimos con un sistema que permite al alumno memorizar contenidos a corto plazo y superar unas pruebas que no demuestran su entendimiento y mucho menos su perdurabilidad en el cerebro (lo que impide que se generen nuevas conexiones). Es lo que llamamos el síndrome del falso experto. El alumno cree que ha aprendido y el profesor que su alumno lo sabe, pero nada más lejos de la realidad. Pero ¿Cómo puedo asegurar las repeticiones? Os propongo 7 acciones que pueden ayudar en este sentido. Veamos pues…

1. Graba tus clases en vídeos. Da igual cómo, pero esto dará la posibilidad a tu alumno de volver a “ver” la clase todas las veces que quiera, o consultar cualquier duda en procesos subsiguientes.

2. Incluye algún Quiz o cuestionario al final de la fase de información para comprobar qué es lo que han entendido, y no, tus alumnos y para hacer un primer repaso del contenido impartido.

3. Planea algún proyecto práctico para repasar y asimilar los conceptos. No es lo mismo pedir a tu alumno 10 veces que escriba una noticia, que pedirle que haga diez noticias para un periódico digital. ¿No te parece?

4. Permite a tus alumnos que participen del proceso de corrección y evaluación de las tareas y proyectos. Prepara rúbricas y foros que les permitan hacerlo por sí solos. Cuando lo hagan con varios compañeros aseguraras nuevas repeticiones.

5. Pídeles que reflexionen y saquen conclusiones finales sobre lo aprendido. Un portfolio digital puede ser una buena excusa para hacer un nuevo repaso. Los procesos de metacognición dan sentido a las actividades y los contenidos, “grabando” éstos mucho más profundamente.

6. Que lo aprendido reaparezca en tus nuevas unidades. Integra lo aprendido en los nuevos conceptos. Que el aprendizaje sea continuo.

7. ¿Qué te parece si les ofreces la oportunidad de subir la nota de las tareas? ¿Qué tal si organizas un campeonato o concurso sobre los conocimientos de los cursos previos? Cuentas con un montón de herramientas. Prueba con un KAHOOT, por ejemplo. Establece una clasificación y a los primeros 10 clasificados dales una puntuación extra en la valoración de las tareas. Ínfórmales antes de cuál va a ser el tema para que puedan repasarlo para preparar la prueba.

Tiempo y repeticiones. Ésta es la clave. Las repeticiones se antojan como básicas para un aprendizaje a largo plazo y para conseguir que las neuronas establezcan conexiones duraderas y creativas. Lo contrario sería como querer que alguien aprenda a andar en bicicleta en una semana y pretender, sin volver a practicarlo, que esta habilidad perdure para siempre. Extender estas repeticiones en el tiempo resulta imprescindible y para ello hay que prever procesos de repaso constantes y diferentes, con un ritmo tranquilo y pausado, centrando el proceso más en cómo se aprende que en cuánto se aprende, pero asegurando un aprendizaje eficiente, real y duradero.

En posteriores POSTs ahondaremos más en este proceso. Síguenos y disfruta.


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